Hernán Piquín: «Con Julio Bocca aprendí a bailar y ser artista»

Hernán Piquín, el bailarín de 43 años que sigue cosechando aplausos por cuanto escenario se desliza, estuvo en Mendoza formando parte una vez más de la magia de Vendimia. En esta ocasión, fue en la fiesta departamental de Luján de Cuyo, tras haber participado del Acto Central, en el teatro griego, unos años antes. El […]


Hernán Piquín, el bailarín de 43 años que sigue cosechando aplausos por cuanto escenario se desliza, estuvo en Mendoza formando parte una vez más de la magia de Vendimia. En esta ocasión, fue en la fiesta departamental de Luján de Cuyo, tras haber participado del Acto Central, en el teatro griego, unos años antes.


El bailarín, que inició sus estudios profesionales de danza cuando era un niño y tenía apenas diez años, es responsable de acercar el ballet clásico y la danza contemporánea a las masas, al igual que lo hicieron en su momento estrellas del rubro como Julio Bocca y Eleonora Cassano.


La estrategia de Piquín fue combinar su destreza y formación para lo clásico con su afán por lo contemporáneo, siendo parte de espectáculos que se volvieron clásicos, como “Tangó”, “Aquelarre”, “Ketiak”, “Hernán Buenos Ayres: ángel y demonio”, “Freddie”, en el que interpretó a Freddie Mercury, y más recientemente, “Let it be”, basada en música de Los Beatles.


Su destacado paso por ballet del Teatro Colón como bailarín principal, las giras mundiales que realizó, su etapa dentro del Ballet Argentino, la compañía de Julio Bocca, y el protágonico en la película “Aniceto”, que le dio el director mendocino Leonardo Favio, lo convirtieron en una estrella imposible de obviar para los medios y el público argentino.


Luego, su popular etapa en el certamen “Bailando por un sueño”, de “ShowMatch”, lo elevó a un nivel aún más alto de estrellato. Desde ese espacio en la pantalla chica, se coronó dos veces campeón del reality y demostró que también podía jugar a ser mediático sin perder su clase, elegancia y profesionalismo.


En diálogo con High, Piquín aseguró que ama volver a Mendoza y recordó sus inicios en el ballet, ese género de las artes que lo transformó en un artista del pueblo.


-Naciste en noviembre de 1973, en un lugar de la provincia de Buenos Aires que se llama Los Polvorines, ¿cómo era para vos ese lugar?


-Es loco, porque nací en Los Polvorines, pero no viví allí. Pasé mi infancia en Villa de Mayo, donde aún siguen viviendo mi mamá y muchos de mis amigos. Están en un barrio tranquilo y lo recuerdo como un lugar de gente laburante y buena. Voy de visita cuando tengo algún momento libre.


-Con apenas 16 años, viajaste como bailarín invitado a Londres y luego a París, ¿qué pensaba ese Hernán? ¿Se admiraba de lo que veía?


-¡Recuerdo que fue un flash! No podía creer que existía tanta belleza en esos lugares. No paraba de caminar y recorrer las calles, de mirar y tratar de aprender todo lo que esas ciudades tenían para enseñarme. Quería leer todo y saberlo todo de cada rincón. Fue una maravilla descubrir esos lugares y bailar allí con esa edad.


-¿Cuál fue el primer bailarín que viste bailar? Ya sea en televisión o en la escuela...


-Los recuerdo muy bien. Fueron Wasil Tupin, Esmeralda Agoglia y Lidia Segni. Ellos bailaban siempre en “Noches de Gala”, un programa del antiguo canal ATC, el cual yo veía siempre. Observaba todo lo que hacían y cómo se movían porque después trataba de imitarlos jajajaja.


-Con 18 años, ingresás al ballet estable del Teatro Colón. En ese momento, ¿cuál era tu mayor preocupación?


-En ese momento, fue un sueño hecho realidad. Entrar allí, fue ver cómo se cumplía todo lo que había querido desde que era un chico. ¡Ahí estaba yo, realizando mis sueños! No lo podía creer y recuerdo sentir lo que era la felicidad absoluta. Fue un tiempo de mucho esfuerzo y disfrute, no lo recuerdo como un tiempo de preocupaciones.


-Más adelante, hubo una etapa en la que formaste parte del Ballet Argentino y en la que compartiste mucho con Julio Bocca. ¿Qué aprendiste con él?


-Lo mejor fue haber bailado tanto junto con él, porque eso me abrió los ojos y me hizo ver el gran artista que es Julio. Fue un gran aprendizaje ver la reacción del público ante su trabajo y el desenvolvimiento que tenía él sobre el escenario. Me enseñó muchísimo. Siento que con él, aprendí a bailar y a ser un artista.


–Siendo que has visitado tantas veces Mendoza con tus diferentes espectáculos y por la Vendimia, ¿qué lugar ocupa en tu vida nuestra provincia?


- Me gusta muchísimo visitar esta provincia y volver a encontrarme con su gente, siempre. Mendoza es un lugar mágico y hermoso.


–Alguna vez dijiste que vas a seguir bailando hasta que el público te diga basta y que no pensás hacer despedidas masivas. Sin embargo, si el público no se cansa de vos, hay posibilidades de que bailes para siempre…


-Jajaja ¿Te imaginás? No. Seguramente, no falta mucho tiempo para que deje de bailar, pero estoy seguro de que voy a seguir ligado al arte y vinculado al público. En otra etapa de mi carrera, me encantaría dirigir un ballet o formar a primeros bailarines.


-Artistas como Julio Bocca, Iñaki Urlezaga, Maximiliano Guerra y vos supieron llegar al público masivo y así influenciar a generaciones enteras de jóvenes, pero también convocarlos las escuelas de formación y los teatros. ¿Qué consejo le darías a un chico que quiere dedicarse a la danza?


-Le diría que lo haga solo si es lo que ama, pero que sepa que hay que luchar, esmerarse, estudiar y formarse. Esta es una carrera hermosa, que tiene momentos muy lindos, pero también tiene otros que, algunas veces, no son tan lindos. Sin embargo, si uno hace lo que ama, es posible transformar esos momentos no tan lindos y convertirlos en aprendizajes.


-Siendo que vivimos en una cultura que promueve lo fácil y lo inmediato, ¿habrá en el futuro artistas que se tomen sus años para formarse, cuidarse y dedicar su vida al arte?


-Yo espero que sí. Que aún exista gente que quiera ser artista y que el país y las instituciones les den la oportunidad. Sobre todo, porque si no tienen oportunidades acá, van a tener que buscarlas afuera, y ese no es mi deseo. Yo deseo que surjan cada vez más artistas en Argentina y que no tengan que pensar en irse y alejarse de sus afectos para desarrollar una gran carrera.


Por Florencia Manzur