La cocina del Gran Hotel Potrerillos

Hace apenas 2 meses el Gran Hotel de Potrerillos abrió oficialmente sus puertas después de haber estado cerrado por casi 15 años.


Este emblemático lugar, más allá de estar en uno de los paisajes patagónicos más atractivos de Mendoza, contiene un importante valor emocional para los mendocinos colmados de grandes recuerdos. De hecho, las paredes de su comedor podrían contar cientos de anécdotas si pudieran narrarlas pero sencillamente conservan la misma fisionomía aunque la refacción ofrece una mejor visualización de la montaña, el lago y los viñedos.


Si bien el Gran Hotel de Potrerillos tiene anunciado tres restaurantes, por ahora solo está disponible el salón que tradicionalmente albergó el restó principal con 150 cubiertos disponibles. Aunque si el tiempo acompaña se puede extender 140 cubiertos más dispuestos en los espacios exteriores que permiten convivir con la naturaleza, ya sea en la galería o en las dos islas ubicadas en el medio de los jardines donde la sensación del aire de montaña y la belleza del paisaje forman parte de la experiencia.


La cocina a cargo de Sergio Bustos cultiva sabores diferentes y frescos pensados para disfrutar la jornada a pleno con todos los atractivos que ofrece el complejo. El restaurante abierto de lunes a lunes brinda desayuno, almuerzo, tardes de té y cena con una carta sencilla a base de productos de estación compuesta por entradas, pastas, pescados, grill y especialidades del chef entre las que recomienda el chivo en cocción lenta ($250) o la trucha rellena con verduras y queso gruyere ($150). Además tiene un apartado especial para celíacos con platos innovadores. Sólo los domingos la carta no está disponible porque el restaurante trabaja con un menú criollo a base de fuegos y carnes grilladas que tiene una entrada tipo miniparrillada gourmet, ensaladas y el principal con diferentes tipos de cortes a las brasas y a las llamas ($350 p/p).


Las tardes de té, siempre un fueron un clásico del hotel y retoma el concepto con una propuesta integrada por dulces y salados que incluye bollería inglesa, pastelería francesa y bocaditos salados con una mousse de salmón, lomito cocido, panes criollos y pastrón entre otros ($195). Para quienes prefieren una opción más sencilla, la carta se encuentra disponible para compartir una taza de té con porciones individuales.


El Gran Hotel de Potrerillos volvió a brillar y siendo patrimonio de todos los mendocinos continúa resguardando el legado de su pueblo.  Visitarlo es parte de nuestra cultura y aprovechar su excepcional gastronomía es un placer imperdible.


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