Otoño, momento de visitar los desiertos mendocinos

Desde que la tierra se hizo tierra Mendoza es desierto y aunque hubo mucho trabajo del hombre por convertirla en una región cultivada, lo cierto es que solo el 3 % de toda su superficie logra el cometido. El 97 % restante según el Cricyt (Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas) es región árida. […]


Desde que la tierra se hizo tierra Mendoza es desierto y aunque hubo mucho trabajo del hombre por convertirla en una región cultivada, lo cierto es que solo el 3 % de toda su superficie logra el cometido. El 97 % restante según el Cricyt (Centro Regional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas) es región árida. Asimismo, el desierto no es una opción a la hora de elegir turismo porque no sabemos qué buscar en él y justamente esa es su gran riqueza: la forma en que oculta sus tesoros. Este ecosistema maravilloso es una manifestación incríble de la naturaleza para atravesarla y descubrirla, pero pocos se animan a esta aventura. En este artículo hemos elegido dos desiertos ideales para disfrutar una jornada de otoño sin hojas secas.


El desierto de las Huayquerías


Valle del Uco abre como carta de presentación la vista más imponente del cordón frontal de la Cordillera de los Andes al oeste y al este el horizonte se dibuja de colores pardos y rosados el enigmático Desierto de las Huayquerias. Casi desconocido para el visitante, hoy abre sus puertas en una de las quebradas más emblemáticas: el cañadón de La Salada.


A escasos 10 kilómetros de la villa cabecera de San Carlos y luego de recorrer un laberinto de huellas que exige el conocimiento de un guía baqueano se arriba a la entrada de un cañadón de arcilla conocido como La Salada. Su nombre, de origen Huarpe, deriva de la aguada que brota en su interior y que al recorrer camino con salitre adquiere un ligero sabor. Allí suele juntarse el agua de lluvia en grandes piletones naturales que debido a la porosidad del terreno, se van filtrando y armando mínimos cursos de agua que en algunos casos suelen hundirse.


La formación de cañadones que corona el este del Valle de Uco es un laberinto de escalones desde donde bajan las tormentas y los vientos y han tallado en galerías que brindan posibilidad de gran  diversión para las actividades de aventura.  Se ofrece la propuesta de recorrer el enigmático desierto caminando, escalando, en bicicleta o a caballo. Los circuitos de mountain bike adquieren una nueva dimensión junto a caminos arenosos, dado la posibilidad de desafíos para los más experimentados. Las nuevas opciones que se abren en el desierto son las caminatas guiadas por la garganta de cañadón, apto para todo público, siendo una opción para compartir en familia en los meses de otoño e invierno. Mientras que el trekking con descenso en rapel al fondo del cañadón es un plan más arriesgado pero muy divertido.


La cabalgata al desierto invita a contactarse además con las formas de vida y diversión de los gauchos (emblemas de la cultura local). De hecho, cada 10 de noviembre en este sitio se realiza la famosa cabalgata de los claveles. Cientos de jinetes recrean la costumbre local de ir a buscar claveles del aire al desierto, como romántica excusa para juntarse a guitarrear y brindar lejos de casa.


Para visitar el Desierto de Las Hayquerías es ideal acudir temprano porque el sol a media mañana no parece apto para todo público pero con gorrita, protector solar y agua de por medio, se tolera bien hasta en las horas del mediodía.


Altos Limpios


Sobre las 20 mil hectáreas de la Reserva Bosques de Telteca en Lavalle, ubicado en la ruta 142 aparecen como una postal robada del Sahara dos grandes médanos de arena fina de unos 30 metros de altura que modifican su fisionomía al ritmo del viento y que cuentan con pronunciadas depresiones que lo eleva más visualmente. Se los llama Altos Limpios porque parecen una sábana pulcra con escasa vegetación que invita a jugar con la sensación de las olas de arena.


No se puede ingresar con vehículos que dañen el ecosistema como cuatriciclos o 4x4, tampoco acampar ni encender fuego. A unos 2 kimómetros se encuentra el puesto Pichón, sede de los guardaparques de la Reserva. El mismo se halla acondicionado con todos los servicios para turistas. Además desde este lugar se puede acceder a un paseo más completo que combina parte del Bosque Telteca y encara a los médanos por la ladera oeste para luego animarse a deslizarse o saltar disfrutando del juego que proponen los Altos Limpios. Sus vistas maravillosas invitan a la fotografía y a contemplar la exquisitez de la naturaleza cuando el sol se posa sobre los médanos, mientras pueden apreciarse picos emblemáticos como el Aconcagua y el Tupungato.


La Reserva Telteca presenta el paisaje cautivante del último bosque del desierto. Es de algarrobos centenarios, representativos de un ecosistema que ocupaba grandes extensiones del territorio de la provincia. Según Wikipedia cuando a principios de siglo otros algarrobales sucumbían al efecto de la desertificación, las raíces de estos árboles buscaban el agua a diez metros de profundidad y la reserva fue creada con el objeto de preservar la vida de algunas especies en peligro de extinción y puede recorrerse en bicicleta descubriendo la cautivante fauna y flora del lugar.


A tener en cuenta



  • Trekking o bicicleta son las movilidad más recomendadas aunque algunos sitios son buenos para los amantes de motos y 4x4, pero tienen límites de acceso y luego debe continuarse de modo más ecológico para no alterar las formaciones naturales.

  • Para emprender el recorrido es fundamental mucha hidratación, elementos para protegerse del sol y una mochila donde guardar algo de abrigo para la vuelta.


 


Por Carla Luna


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