Recomendado del mes: Casa El Enemigo

El sobresaliente enólogo Alejandro Vigil nos abre las puertas de una propuesta única para los amantes del vino.

Alejadro Vigil, es marca registrada. Reconocido enólogo que imprime su sello en cada vino de Catena Zapata. Su vida podría haber seguido sumando condecoración en puntos Parker. Pero como básicamente es un perseguidor de sueños se animó a hacerlo realidad y construyó su propio paraíso. Chachingo- tierras saladas en lengua huarpe- lo albergó hace 5 años, donde vive con su familia. Allí descubrió una comunidad que ama ese pequeño rincón de Maipú y trabaja mancomunadamente por ofrecerlo a los turistas. Productores agrícolas, una fábrica de quesos, un elaborador de embutidos y algunas cabañas forman parte de los vecinos que se vieron beneficiados por el sueño de Vigil.
La “Casa El Enemigo” -lleva el nombre de su vino emblemático- podría resultar un parque de diversiones para los amantes del vino, donde en una primera instancia surge la Divina Comedia de Dante Alighieri: por un lado el paraíso, su casa; por otro el purgatorio, el restaurante y finalmente el infierno, la cava donde se crean los líquidos más cautivadores.
Viñas, una calicata para explicar suelos, pequeñas piletas de concreto al aire libre donde evoluciona alguna maravilla del enólogo y huevos de hormigón que cumplen la función de vinificar de manera natural forman parte de la ambientación de los jardines con pequeñas paradas donde compartir una copa como si fuera un bar de vinos a la interperie. La cava recientemente construída se abre en una explosión de sentidos que se crían en barricas de roble francés, mientras un cuadro de su vecino Sergio Roggerone encierra la ambientación.
Una galería vidriada biselada con vitraux y antigua carpintería hace las veces de restó o salón de visitas con pocas mesas y una atención que dista bastante de las tradicionales de bodega. Todos los que participan del proyecto parecen enamorados de la idea y transmiten su pasión a los visitantes explicando cada detalle de manera descontracturada y amigable. Una enorme boca de chimenea alienta un fogón que arde para hacerle frente al invierno y brindar calidez al lugar, aunque en ocasiones asa chivos y conejos de la mano de los vecinos expertos.
En la simpleza está la grandeza por eso la cocina no tiene grandes creaciones. Sumamente acertada, deja un rol protagónico a la línea completa de vinos. Una picada de quesos, embutidos y productos regionales de sus colindantes y entrañas a las brasas permiten apreciar tres opciones: la degustación de cuatro varietales ($200), la degustación el Gran Enemigo de tres copas ($350) o la posibilidad de siete vinos premium ($700). Además se suma una propuesta para los ciclistas que andan de paso por Chachingo con dos copas y una picada de queso por ($120).
El paisaje, el lugar, los vinos, el ambiente y su gente invitan a quedarse, mientras la jornada se hace recreativa en la “Casa El Enemigo”, donde se suman actividades como el Blend Sensation, un juego que permite a los visitantes realizar su propio corte con la guía del gran enólogo.

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