Siete lugares de Mendoza para comer buenas pizzas

Ese medallón de carbohidratos rebosante de mozzarella que quiebra la voluntad de cualquiera tratando de evitar calorías, ha conquistado el paladar del mundo hace tiempo. La pizza, la cual los napolitanos se acreditan como sus descubridores, tiene varios países que reclaman su origen. Pero ninguno puede defenderla tanto como quienes la trajeron a la Argentina […]


Ese medallón de carbohidratos rebosante de mozzarella que quiebra la voluntad de cualquiera tratando de evitar calorías, ha conquistado el paladar del mundo hace tiempo. La pizza, la cual los napolitanos se acreditan como sus descubridores, tiene varios países que reclaman su origen. Pero ninguno puede defenderla tanto como quienes la trajeron a la Argentina a través de las corrientes inmigratorias que desembarcaron en el siglo pasado en nuestro país. El producto sufrió algunas modificaciones debido a la materia prima que encontraron en Argentina, lo cual hace que en la actualidad nuestra pizza sea diferente a la Vera Pizza Napoletana. Aquella es muy chata con salsa de tomate y mozarella de burrata, se sirve individual y el comensal la come doblándola para evitar que el queso caiga y se concentre en una especie de acequia.


Dentro de la gastronomía local, la pizza se encuentra entre los cinco primeros platos que elegimos  los argentinos para alimentarnos. Quizás por su simpleza, porque invita a compartir o sencillamente porque es riquísima, rápida y no demasiado costosa, razón por lo cual no existe quien no tenga en la heladera el imán del delivery de la pizzería preferida para emergencias.


Algunas han sabido hacer del plato napoletano una verdadera leyenda como es el caso de Capri, autoproclamado “El Palacio de la Pizza”. Por años, fue  un clásico a la salida de los antiguos cines de calle Lavalle y cuando la zona cambió, su público se fidelizó en busca de sus pizzas de masa alta, esponjosa, colmada de mozarella sabrosa y con aceitunas brillosas ($ 175) que llegaba al mostrador en el mismo momento que se hace la orden. Tiene una identidad única y el sitio, al estilo de las pizzerías napoletanas, no se caracterizan por lo atractivo.  Sino más bien por sus maestros pizzeros pegados al horno y expectantes para despachar el encargo.



Bajo este mismo concepto, con barras de acero y pizzas sabrosas, nadie podría olvidarse del Rincón de la Boca ubicado en el interior del Mercado Central, también en calle Las Heras y en el final de San Martín Sur en Godoy Cruz. Aquí sólo existen cinco variedades: mozzarella ($130), jamón, jamón y morrones, anchoas y morrones y súper rincón ($198) que tiene todo lo anterior.



Los cines se trasladaron a lo centros comerciales y ahora las pizzas que acompañan ese tradicional plan son las de Zitto, un restó con locales en Palmares Open Mall, Arauca Mall, y Calle Arístides. Tiene la opción de individuales o grandes. Son delgadas tipo piedra, crocantes y muy sabrosas con opciones de  permiten muchas combinaciones ($ 180 las 8 porciones).



Más alejado del microcentro, sobre Carril Nacional en Rodeo de la Cruz, abrió hace unos meses H Pizza. El espacio cuenta con un concepto gastronómico particular que le permite al cliente armar su propia pizza combinando entre más de 50 sabores sobre una masa exquisita hecha por un maestro pizzero ($180 las 12 porciones). El local innovador y sumamente espacioso, se luce con banquetas blancas, mesas altas y bajas, leds, shows y un gran patio cervecero.



Los vecinos de la Sexta Sección recomendaron Mascalzone, una pequeña pizzería ubicada en calle Juan B Justo 114 que ofrece pizza a la piedra con horno a la vista, de donde salen delgadas y crocantes  desbordantes de queso. El sitio es sencillo, con mesas chicas y pegadas, pero su calidez lo vale todo.



Sobre la misma avenida se encuentra Vicente Sin López Ni Planes, que se autodenomina pizza bien argentina. Tiene dos locales, uno ubicado en Calle Juan B Justo de Ciudad de Mendoza y otro en la Barraca Mall, ambos con una estética cuidada, luminosa, sobrada de personalidad y con el amasado y horneado es a la vista del público. Desde su apertura rompió el molde y le canta el himno nacional a la gloria de la pizza parafraseando en un juego de palabras que se manifiesta en todos sus espacios y deja en claro que esta pizza es argentina sin parentesco con la Margarita. La pizza súper fina tiene queso pero más se destacan el resto de los productos por encima como rúcula y jamón crudo, verduras asadas y champiñones o ananás con azúcar negra entre muchas otras opciones. (Precios a partir de $190 para 8 porciones).



En la esquina de Belgrano y Rivadavia con jardines verticales y una fachada típica del Barrio Norte Porteño se inauguró este año Orégano, la pizzeria de Francis Mallman y Vanina Chimeno. Por supuesto, es topísima, de tipo gourmet y con una estética que se emparenta con María Antonieta (el restó de Vanina Chimeno ubicado a 50 metros). Una estructura metálica sostiene  el vidriado y en el interior, azulejos y símil reboque con mesas coquetas y un horno de barro que trae a la mesa pizzas súper finitas. En la mesa junto a la sal y el aceite de oliva, el orégano hace honores, mientras que el mozo adiciona salsas y albahaca fresca. Cada comensal puede elegir entre varias opciones predeterminadas o tiene la posibilidad de armar su propia pizza optando por masa con o sin salsa de tomates, 5 tipos de queso (chedar, lincoln, brie, camembert o burrata) y toppings diferentes entre los que se encuentran provenzal, flor paras de zucchini u hongos (costos a partir de $ 280).



Seguro que el imán con el delivery de la pizzería favorita no cambiará pero no hay quien se resista a probar nuevas opciones de pizza, un plan para compartir con amigos, en familia, con niños chicos o grandes. Y sí... cómo dicen los italianos… La pizza e presto!


 


Por Carla Luna


 


 


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